¿Para qué sirven los bancos?

Introducción 

Las funciones de los bancos son aquellas responsabilidades que tienen éstos para canalizar el ahorro y la inversión entre los oferentes y demandantes de capital.
Un banco es una empresa comercial, cuyo negocio consiste en captar recursos monetarios como depósitos, y prestar ese dinero, así como a proveer servicios financieros. Estos facilitan el movimiento y la circulación del dinero en el sistema económico.
De igual manera, sus funciones han cambiado considerablemente con el paso de los años, pasando de ser bancos de depósito de dinero y de emisión de certificados de depósito y papel comercial hasta funciones de control monetario, emisión de préstamos y créditos, depósito de capitales, emisión y comercialización de productos financieros simples como una cuenta remunerada o pro
ductos financieros complejos como son los derivados financieros.

Principales funciones de los bancos

Hoy en día las funciones más importantes de los Bancos son las siguientes:

→Canalización del ahorro a través de la demanda de una rentabilidad por la confianza del cliente de su depósito de capital en el Banco.
→Seguridad en el depósito de capital: Los Bancos guardan el dinero de las personas y tienen sistemas de seguridad muy potentes que permiten garantizar el dinero de sus clientes.
→Emisión de préstamos y crédito: Por ejemplo, un préstamo personal para montar un negocio o un préstamo para la compra de una vivienda.
Emisión de productos financieros que ofrecen una rentabilidad garantizada o no.
Control de la masa monetaria en circulación siguiendo las directrices de los Bancos Centrales.
Cumplimiento de los ratios mínimos de reservas para garantizar la liquidez de la masa de capital de sus clientes y de esta forma, evitar riesgos de impagos y de contagio a otros sectores de la economía.
Equilibrar el cociente entre expansión del crédito y volumen de depósitos en manos del público.
Ofrece servicios de asesoramiento financiero y patrimonial en materia de seguros, domiciliación de la nómina, optimización de la rentabilidad de los ahorros.
Permite aplazar pagos y uso de tarjetas de crédito y de débito para la disposición de dinero en efectivo.

¿Por qué los bancos son tan importantes para la economía?

Los bancos son importantes para la economía porque canalizan el dinero «que está parado» (los depósitos) hacia personas que lo utilizarán en alguna actividad.
Los bancos son «el sistema circulatorio» de una economía: canalizan los recursos inutilizados hacia nueva actividad económica. Un sistema financiero que funcione bien es esencial para una economía próspera.

Productos y servicios de los bancos

→Productos y servicios bancarios operativos: 
Se trata de los servicios más comunes o del día a día como puede ser una cuenta corriente donde canalizamos todos nuestros ingresos y pagos mensuales. Estas cuentas no suelen ofrecer remuneración, ya que la liquidez es total pudiendo sacar el dinero cuando nos plazca. También podemos asociar esta cuenta a tarjetas de débito o crédito con los que realizar pagos cómodamente.
Un banco también sirve para hacer transferencias, operaciones en las que enviamos una determinada cantidad de dinero a la cuenta de un beneficiario. Cuando las dos cuentas implicadas en este tipo de transacción pertenecen a la misma entidad financiera se suele denominar traspaso y no suelen conllevar comisiones, a diferencia de las transferencias entre entidades distintas.
Otro servicio común es el cambio de monedas o divisas. A través de estas entidades podemos realizar la compraventa de dinero extranjero. No nos referimos únicamente a cuando nos vamos de vacaciones y necesitamos cambiar algo de dinero para conseguir la moneda del país de destino. Cuando realizamos pagos internacionales en otra moneda (al comprar por internet por ejemplo) o recibimos dinero del extranjero el banco también se encarga del cambio de divisas para que esas operaciones se puedan realizar. El tipo de cambio y comisiones ofrecidas dependerán de cada entidad.

→Productos y servicios bancarios de ahorro: 
Los bancos también sirven para ahorrar o acumular dinero a medio y largo plazo, ofreciendo diversos productos destinados para ello. Cuando decimos ahorrar nos referimos a no gastar nuestro dinero y acumularlo, siendo recomendable hacerlo en algún producto financiero destinado a ello que nos pueda reportar intereses. Es importante diferenciarlo del concepto de invertir, en el que arriesgamos una cantidad de dinero con el objetivo de recibir más a cambio.
Así, los productos más comunes serán los depósitos a plazo donde cedemos una cantidad de dinero durante un plazo determinado a la entidad para poder cobrar los intereses en el futuro, eso sí perdemos liquidez ya que no podemos disponer de esa cantidad en ese periodo.
Cuando todavía queremos algo de rentabilidad sin perder la liquidez utilizaremos una cuenta a la vista remunerada. Este tipo de cuentas ofrecen rentabilidad al mismo tiempo que podemos disponer del dinero, eso sí, la operatividad respecto a una cuenta corriente se ve limitada ya que no podemos hacer domiciliaciones, ni asociar tarjetas, etcétera.

→Productos y servicios bancarios de inversión: 
Cuando lo que queremos es invertir en lugar de ahorrar tenemos a nuestra disposición una amplia gama de productos que se rigen por la relación entre el riesgo y la rentabilidad. Si queremos una alta rentabilidad deberemos hacer una inversión arriesgada, si preferimos ir a lo seguro la rentabilidad será menor.
Así, diferenciamos entre los productos de inversión de renta fija y los de renta variable. Los primeros son títulos representativos de deuda; bonos, obligaciones, Letras del Tesoro, pagarés… Al invertir en uno de estos productos nos convertimos en acreedores del organismo emisor. Los productos de renta variable, sin embargo, hacen referencia a las acciones que se venden en la Bolsa, cuya rentabilidad no se conoce en el momento de adquisición y fluctúa en función de varios factores.

→Productos y servicios bancarios de financiación:
Los bancos también sirven para obtener préstamos, recibiendo una cantidad fija de dinero con la condición de que lo devolvamos en un plazo estimado con unos intereses acordados. La devolución o amortización del préstamo se realiza mediante unas cuotas regulares.
Por un lado encontramos los préstamos hipotecarios, destinados a facilitar la cantidad necesaria de dinero para adquirir o reformar una propiedad. En este tipo de contratos el prestatario pone el propio inmueble como garantía de pago, haciendo que el inmueble pase a ser propiedad de la entidad bancaria en caso de impago, además de una garantía personal.
Por otro lado encontramos los préstamos personales o de consumo en la que el prestatario recibe dinero para otras finalidades, ya sea comprarse un coche o irse de vacaciones. La principal diferencia con los anteriores es la garantía, que en este caso serán todos los bienes presentes y futuros del que recibe el dinero. Este tipo de préstamos suelen ofrecer menor cantidad de dinero, mayores intereses y un plazo de amortización más corto. En ocasiones resultará complicado conseguir este tipo de préstamos, especialmente si no somos clientes fijos de la entidad

Bibliografía

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